José Martí (1853–1895)
El poeta y pensador José Martí creció en Cuba en tiempos en que el trabajo esclavo era esencial para su economía de haciendas y las libertades civiles estaban restringidas por el gobierno colonial español. Martí fue encarcelado por primera vez cuando era adolescente por publicar La patria libre, un periódico a favor de la Guerra de los Diez Años (1868–78). Más tarde promovió sus ideales anticoloniales a través de extensos escritos y llegó a ser uno de los intelectuales más sobresalientes de América Latina.
Martí pasó sus últimos 15 años exiliado en Nueva York, donde estableció el Partido Revolucionario Cubano en 1892. Desde allí convocó a una última “guerra necesaria” contra España para liberar a Cuba y combatir el legado de la esclavitud: la desigualdad racial. Aspiraba a crear “una república para todos”. Martí murió en combate en mayo de 1895 durante la tercera Guerra de Independencia de Cuba (1895–98).
Miguel Díaz Salinero creó varias pinturas póstumas del “apóstol de la independencia cubana”, cimentando su imagen en el arte y la historia de Cuba.
Transcripción de audio: José Martí Pérez es una de las más relevantes figuras latinoamericanas del siglo diecinueve por su producción literaria, que lo sitúa como un importante precursor del modernismo, pero también por su pensamiento político independentista. El retrato que realiza Miguel Díaz Salinero se mueve entre de los cánones académicos, intentando una fidelidad a la imagen histórica con características físicas muy particulares, como es la mandíbula estrecha y retirada que tenía Martí, que hace sobresalir también su frente, y la profundidad de su mirada. En particular, este cuadro se inspira en un retrato de José Martí tomado en Jamaica, en el año 1892 por Juan Bautista Valdez, pero el artista en la pintura traslada la figura de pie, de cuerpo entero, que estaba realizada en un exterior de Jamaica a un ámbito interior donde recrea la oficina de José Martí en Nueva York, situando a su espalda el librero, la mesa escritorio, que era tan conocida por el pueblo cubano, y que de algún modo convierte a este retrato a un homenaje al único que le fue realizado en vida al apóstol por el pintor Herman Norman.
– Mi nombre es Delia María López Campistrous y soy curadora de arte cubano de colonia y cambio de siglo, y además subdirectora técnica del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.