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A soldier on horseback and a peasant speak in a barnyard. A barn, chickens and trees are featured in the background and foreground.

Campesino y soldado español

Luego de que el Ejército Libertador Cubano invadiera la parte oeste de la isla e incendiara las haciendas azucareras en el invierno de 1895-96, el gobierno español nombró al general Valeriano Weyler gobernador de Cuba.  Mediante una política de “reconcentración”, Weyler obligó a la población civil a dejar el campo y trasladarse pueblos fortificados. El objetivo era evitar que los “pacíficos” rurales (gente que no combatía) ayudaran a los mambises (rebeldes) en su lucha contra el Ejército español. De los 300,000 “reconcentrados”, decenas de miles murieron de enfermedades y hambre.

El artista Armando García Menocal, quien sirvió en el Ejército Libertador Cubano, centró esta pintura en una interacción entre un soldado español a caballo y un “pacífico” cubano. ¿Será que el pacífico está dando confidencias o datos equívocos al soldado? La quietud de la escena delata la tensión entre estos dos sectores de la sociedad cubana en tiempos de guerra.

Armando García Menocal (1863–1942)
1902
Óleo sobre lienzo
43.2 × 64.8 cm (17 × 25 1/2 in.)
Colección de Emilio y Sylvia M. Ortiz
Audio file
Comentario por José Manuel Mesías

Transcripción de audio: En el caso de Armando García Menocal es importante entender como no fue solo un gran artista, sino también un participante, un protagonista, de la última Guerra de Independencia Cubana, llegando incluso a tener grado de comandante. Menocal pertenecía a una familia Cubana de la alta burguesía terrateniente. Y eso sin duda, en el Ejército Mambí, en ocasiones, aseguraba ciertos privilegios. Eso le permitió en plena campaña tomar apuntes y hacer célebres retratos de los grandes protagonistas de la última Guerra de Independencia. Todo eso nos acredita su conocimiento de primera mano para luego ser el gran pintor de la Guerra. Es posible distinguir en los más mínimos detalles de las presentes obras– la ropa raída y embarrada del civil, el uniforme del oficial español, por ejemplo, o en la volanta que atraviesa el fango, con el ingenio al fondo, moliendo. Pero sobre todo, Menocal es un maestro narrador. El estado de ánimo de sus pinturas reflejan irónicamente la calma, esa calma en medio de la guerra. En Cuba peleamos por 30 años, y los hombres y mujeres cambiaron el uso del machete en las plantaciones en el corte de cana, para enfrentarlo al cuerpo español. La guerra era su mundo, y como tal, estés hombres y mujeres estaban acostumbrados a su inclemencia. Es por eso que muchos cuadros de Menocal, que incluso incluyen escenas más terribles, los personajes aún se comportan con cierta parsimonia.

– José Manuel Mesías, artista.