Según cálculos moderados, las muertes de filipinos durante la Guerra Filipino-Estadounidense ascendieron a 250,000. No obstante, el total de víctimas sigue debatiéndose dada la falta de registros completos. Aquí se aprecia en pleno la violencia del conflicto. Los soldados de EE.UU. van a la carga por una colina disparando sus rifles mientras los filipinos caen en primer plano. Si bien los rostros caricaturescos niegan la humanidad de los filipinos, los estadounidenses aparecen como guerreros heroicos. 

La composición destaca ciertos tropos visuales racistas del siglo XIX. Arriba, en la colina, los soldados blancos apuntan y disparan expertamente. Abajo, los filipinos perecen. 

Remington, quien trabajó como artista-reportero en Cuba en enero de 1897 y el verano de 1898, jamás pisó Filipinas.