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Seaside port with wagons and supplies on the dock. Ships are seen in the distance.

El desembarque de los americanos en Ponce, 27 de julio de 1898

Tras su desembarco por Guánica el 25 de julio de 1898, las tropas de EE.UU. avanzaron hacia el este hasta la ciudad portuaria sureña de Ponce, centro político progresista y capital económica de la isla. Esta luminosa escena del puerto pintada por el catalán Manuel Cuyàs Agulló presenta una atmósfera muy distinta del aire amenazante de Entrada de los norteamericanos a la bahía de Guánica (presentada cerca). 

Cuyàs Agulló yuxtapuso la dinámica actividad de la isla en primer plano con los buques de guerra de EE.UU. flotando en plácidas aguas al fondo, captando la actitud optimista y a la vez cautelosa de muchos puertorriqueños que presenciaron la llegada de las fuerzas norteamericanas. La pintura se basa en una fotografía tomada probablemente por el ingeniero puertorriqueño Frederic Ballell Maymí (cuñado de Cuyàs Agulló), que vivió en el barrio ponceño de La Playa.

Manuel Cuyàs Agulló (activo c.1850–1900)
1898
Óleo sobre lienzo
59.8 × 99.2 cm (23 9/16 × 39 1/16 in.)
Museo de Arte de Ponce; The Luis A. Ferré Foundation, Inc., donación de José y Mary Jane Fernández
Audio file
Comentario por Silvia Álvarez Curbelo, profesora, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras

Transcripción de audio: Lo que veo en esa pintura es una metáfora de las transacciones culturales, políticas y económicas que sígnica la invasión de los Estados Unidos a Puerto Rico. España ya no es una opción. Los Estados Unidos es el nuevo poder imperial. Vemos en el arreglo de los actores, de los materiales que componen la pintura, un nuevo orden, un orden representado por los barcos de guerra en el horizonte, barcos que no son peligrosos, no se ven amenazantes. Pero lo que se están desembarcando son armas, son municiones, son equipo militar. Las emociones y los intereses se mezclan aquí. Como decía un escritor puertorriqueño en aquellos tiempos: “Mi corazón estaba con España, mi cabeza con (los) Estados Unidos.” Hay esperanza, hay miedo, pero se apuesta al futuro, al desarrollo económico, a la modernización, a una democracia. Esto representa quizás un relato que anticipa al siglo que viene– al siglo veinte y el siglo veintiuno – de una estra relación con los Estados Unidos.

– Soy Silvia Álvarez Curbelo, una historiadora puertorriqueña. Mi madre, Consuelo, vivió a tres calles de esa escena.